Hay muchas formas de empezar un viaje… pero pocas tan buenas como hacerlo desde una sala VIP. Desde que las descubrimos, han pasado de ser ese espacio misterioso con puertas de cristal y acceso restringido, a convertirse en el mejor paréntesis entre Granada y cualquier destino lejano.
Porque claro, vivir en Granada tiene muchas cosas buenas, pero volar desde aquí a Japón, China o Estados Unidos no es precisamente fácil. La mayoría de las veces, toca plantarse en Madrid en bus o AVE, y cuando por fin llegas al aeropuerto con cara de “ya llevo medio viaje encima”, poder colarte en una sala VIP es como abrir una puerta secreta al paraíso: sofás cómodos, comida gratis, enchufes libres, baños que huelen bien (sí, eso también cuenta)… y ese momento glorioso en el que te sirven una copa mientras ves al resto pelear por un sitio junto a la puerta de embarque.
Y lo mejor: no necesitas volar en business ni tener una tarjeta premium imposible de conseguir. Nosotros accedemos siempre con la tarjeta RACE, y gracias a ella hemos estado ya en las salas VIP de Madrid, Barcelona y Málaga. Y te lo digo tal cual: una vez entras, ya no quieres volver a esperar sentado en el suelo con una botella de agua a 3 euros. Porque sí, hay un antes y un después de descubrir el gusto que da empezar un viaje largo con los pies en alto y un snack en la mano.
Lo que te espera en una sala VIP de AENA (y por qué no querrás volver a la puerta de embarque)
Una sala VIP no es solo un sitio bonito para esperar un vuelo. Es el lugar donde de verdad empieza el viaje. Ese momento en el que cruzas la puerta, te dejas caer en un sofá cómodo y te olvidas del madrugón, del atasco camino al aeropuerto y del cansancio acumulado.
La comida es uno de sus grandes puntos fuertes. Y no me refiero a cuatro snacks tristes. La oferta va cambiando a lo largo del día: por la mañana hay bollería, tostadas, fruta, yogures… y según avanza la jornada van sacando cosas más contundentes como ensaladas, pasta, arroz, cremas o sándwiches. Además, siempre hay algo dulce para picar. Y para beber, desde refrescos y zumos hasta cerveza, vino o whisky. Lo mejor es que puedes servírtelo tú misma, sin tener que pedir ni pagar nada.
Además de la comida, muchas salas tienen duchas (algo que se agradece muchísimo en vuelos largos o escalas eternas), zonas para trabajar con buen wifi, espacios más tranquilos para descansar e incluso terrazas. La de la T1 de Madrid, por ejemplo, tiene una terraza enorme donde alguna vez han montado hasta sesiones de tardeo con DJs. Tal cual. Tú esperando un vuelo con una copa en la mano y música de fondo, como si estuvieras en un afterwork en lugar de en un aeropuerto.
Y sí, mientras tanto, el resto del aeropuerto está lleno de gente corriendo, buscando enchufes o peleándose por un asiento libre. Por eso digo siempre lo mismo: una vez entras, ya no quieres volver a esperar junto a la puerta de embarque con una botella de agua a tres euros.
Cómo entrar a una sala VIP sin volar en business (ni dejarte medio sueldo)
Una de las preguntas que más me hacen cuando subo algo desde una sala VIP es: “¿Y tú cómo entras ahí si no vas en business?” Pues bien, aquí va la respuesta con todas las opciones que conozco y he probado, explicadas como si te las contara tomando un café.
Tarjeta RACE
Esta es la opción que usamos nosotros desde hace tiempo y, sinceramente, no la cambio por nada. Como socios del RACE, tenemos 12 accesos al año a las salas VIP de los aeropuertos de AENA, con un acompañante incluido. Ojo, el acceso se cuenta por persona, pero si viajas en pareja como nosotros, puedes usar dos de esos accesos en el mismo viaje sin problema. Si vas con un niño menor de 5 años, entra gratis sin que cuente como acceso.
Además, si tu vuelo tiene un retraso superior a 60 minutos, también tienes derecho a acceder a más de 1.000 salas VIP en aeropuertos de todo el mundo. Y si te haces con las modalidades Unlimited, Duo o Family, el acceso a las salas VIP de AENA es ilimitado para ti y un acompañante, tantas veces como quieras durante el año. Si eres del tipo de persona que viaja bastante, esta opción es una joya. En cambio, con la modalidad Business, solo puede entrar el titular, así que ahí no se puede compartir.
Nosotros, que solemos salir desde Madrid para vuelos largos, lo usamos siempre. Después del trayecto desde Granada en bus o en AVE, te aseguro que sentarte tranquilamente en una sala VIP antes de volar a Japón o a la otra punta del mundo, sienta como un regalo.
Revolut
Otra opción muy interesante es la tarjeta Revolut, que según el plan que tengas, te ofrece diferentes niveles de acceso.
Con los planes Premium y Metal, puedes reservar salas VIP con descuento directamente desde la app. Es muy cómodo, porque puedes ver qué salas hay disponibles en el aeropuerto desde el móvil y reservar tu entrada en un momento. El precio suele ser mucho más bajo que si la pagas en el mismo aeropuerto.
Y si te vas al plan Ultra, ya juegas en otra liga: acceso ilimitado y gratuito a más de 1.000 salas VIP por todo el mundo. Ideal si viajas a menudo y te gusta empezar los viajes con buen pie (y buen buffet).
Si te interesa Revolut y todavía no la tienes, te dejo aquí mi enlace de invitación para que puedas hacerte una cuenta y aprovechar sus ventajas:
Pagando en el momento
Sí, también puedes entrar a una sala VIP pagando directamente, sin tarjeta ni descuentos. Puedes hacerlo desde la web de AENA o en el propio aeropuerto, siempre que haya disponibilidad. El precio suele estar entre 30 y 50 euros por persona, dependiendo del aeropuerto y del momento del día.
No es barato, pero si tienes una espera larga, vienes desde otra ciudad o te toca una escala de horas, puede ser una inversión más que razonable. Es como pagar por empezar el viaje descansada, bien comida y sin estrés.
Otras tarjetas o programas
También existen opciones como Priority Pass, LoungeKey o algunas tarjetas premium de bancos que incluyen accesos a salas VIP o descuentos, pero como no las he usado personalmente, no me voy a meter demasiado. Lo que sí te recomiendo es que revises bien las condiciones de tu tarjeta, porque puede que ya tengas acceso sin saberlo.
¿Dónde están las salas VIP de AENA?
Si nunca has entrado en una sala VIP, es normal que te preguntes dónde están y si vas a encontrártelas fácilmente. Por suerte, la mayoría de los aeropuertos grandes en España tienen al menos una sala VIP, y algunas incluso varias, según la terminal y el tipo de vuelo.
Los aeropuertos con más opciones son los de Madrid, Barcelona, Málaga y Palma de Mallorca. En Madrid, por ejemplo, hay varias salas repartidas entre las diferentes terminales (T1, T2, T4 y T4S), y lo mismo pasa en Barcelona, que tiene salas tanto para vuelos Schengen como para no Schengen. En Málaga, la sala principal está después del control de seguridad, justo antes de la zona de tiendas.
Una cosa importante: las salas VIP están casi siempre después del control de seguridad, así que no podrás acceder a ellas si vas a acompañar a alguien o si no tienes vuelo. Y si tu aeropuerto tiene varias terminales, asegúrate de que entras en la sala que corresponde a la tuya, porque una vez pasas el control, no puedes cambiar de terminal libremente.
Para saber exactamente dónde está la sala VIP que te interesa, lo más fácil es consultarlo en la web oficial de AENA, donde aparece la ubicación de cada sala según el aeropuerto y la terminal:
👉 Consulta las salas VIP en la web de AENA
También puedes buscarla directamente en Google Maps, pero en mi experiencia, lo mejor es seguir la señalización del aeropuerto, que suele estar bastante clara (aunque a veces hay que andar un buen rato hasta llegar).
tener billete en business ni ser cliente VIP de la aerolínea.
¿Y si solo llevo equipaje de mano?
También puedes. El tipo de equipaje no influye en nada. Solo necesitas una tarjeta de embarque válida para ese mismo día.
¿Qué pasa si viajo con niños?
La mayoría de salas VIP permiten el acceso a niños, y muchas tienen tarifas especiales para ellos. En algunos casos, los menores de cierta edad entran gratis (por ejemplo, con la tarjeta RACE, los menores de 5 años no pagan). Depende de la sala y del tipo de acceso que tengas, así que conviene consultarlo antes de llegar. Y aunque no lo parezca, muchas salas son bastante tranquilas y agradables también para viajar en familia.
¿Puedo entrar con más personas?
Dependerá de la tarjeta o pase que uses. Con RACE, por ejemplo, puedes entrar con un acompañante. En otros casos, puedes añadir acompañantes pagando una tarifa extra. Eso sí, si vais en grupo grande o viajáis todos juntos, lo mejor es reservar con antelación, porque el aforo a veces es limitado.
¿Y si tengo una escala o estoy en tránsito?
Las salas VIP también están pensadas para eso. De hecho, si tienes una escala larga o vienes de un vuelo nocturno, es el sitio perfecto para ducharte, descansar y recargar pilas antes de seguir el viaje. Algunas incluso tienen zonas tipo cápsula para dormir o tumbarse un rato.
¿Están siempre abiertas?
Depende del aeropuerto y de la terminal. En Madrid y Barcelona, por ejemplo, algunas abren desde las cinco o seis de la mañana y cierran tarde, pero no todas son 24 horas. Si tu vuelo es a una hora rara, conviene mirar el horario exacto de la sala donde quieras entrar.
¿Y si no sé si mi tarjeta incluye el acceso?
Muchísima gente tiene este beneficio y no lo sabe. Lo mejor es que revises la web de tu banco, mires las condiciones de tu tarjeta o directamente preguntes. También puedes mirar en apps como LoungeBuddy o en la web de AENA, donde aparecen las salas disponibles y cómo acceder a ellas.
¿Y ahora qué?
Ahora que conoces el secreto, solo te falta una cosa: probarlo. Porque sí, las salas VIP están ahí, abiertas, esperando… y no son solo para ejecutivos trajeados ni para quien vuela en business. Están para quienes saben cómo entrar, se organizan bien y quieren empezar el viaje de otra manera.
Te aseguro que una vez entras, algo cambia. Te relajas, respiras hondo, y de repente el aeropuerto ya no es ese lugar caótico donde solo quieres que pasen las horas rápido. Es parte del viaje. Y mola.
¿Tienes dudas? ¿No sabes si tú puedes acceder? Escríbeme. Estoy aquí para ayudarte a viajar mejor, con trucos reales y sin postureo. Y este… es uno de mis favoritos.