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29 edición Monegros Desert Festival: la delgada línea entre un festival para recordar o para olvidar.

Después de 8 largos años y una pandemia de por medio que retrasó esta edición, la rave más grande de España volvía a celebrarse. Las expectativas: altas, muy altas. Apostaban por 11 escenarios espectaculares entre los que destacaba una puesta en escena brutal y un avión en mitad del desierto, si, si, un airbus A330 aterrizaba meses antes en el que sería su nuevo hogar reconvertido en un club de electrónica. 

Todo pintaba a un festival muy trabajado, los años de la familia Arnau celebrándolo avalaban estos pensamientos. Hemos sido testigos a través de redes sociales de su duro trabajo para regalarnos un festival inolvidable con sus diferentes escenarios y un line up marcado por algunos de los mejores dj’s del panorama nacional e internacional preparados para darlo todo en mitad de la nada. Nos informaban con publicaciones diarias de guías de supervivencia, todo lo que podíamos esperar dentro y fuera del festival, una estimación de tiempo de espera en parking al inicio… cualquiera diría que lo tenían todo bajo control. 

No es nuestro primer año en el desierto y desde luego no será el último si este festival sigue adelante, pero si es el año que más carencias hemos visto. La sensación general del público asistente: la organización se les ha ido de la manos. 

Poco tiene que ver ya con esa primera edición en la que alrededor de 200 amigos se juntaron para disfrutar de una rave en el desierto, sin permisos, bajo la excusa de una barbacoa familiar en un terreno que la familia Arnau había perdido y recuperado en una partida de poker. La historia ya da para película, ¿quién querría perderselo?. Este año se esperaban 55.000 personas de todas partes del mundo que ya habían quemado zapatilla en otras ediciones o que habían escuchado hablar maravillas del festival más duro de España. Nosotros éramos unos de ellos.

Sabíamos dónde íbamos, nos preparamos a conciencia. Sabíamos que en el desierto de los Monegros el calor y el sol es el invitado no deseado, pero nos armamos con crema solar, agua fría en nuestro vehículo para la salida y mapa impreso con los puntos de agua disponibles, zonas de sombra y túnel de lavado para refrescarnos localizados, tal y como nos aconsejaban desde el instagram oficial. 

Ya en el recinto, después de dejar atrás el vehículo en el parking empiezan los puntos negativos. El acceso al festival está marcado por la escasa sombra. Miles de personas intentan acceder al mismo tiempo en una cola más o menos organizada, en un punto, se convierte en un cuello de botella que te hace pasar más de una hora embutido entre gente sudorosa empujándose para pasar el control y recoger su pulsera pre-cargada lo antes posible. Lo raro es que no hubiera una avalancha en ese momento.

Un punto positivo para la organización, una vez pasada la odisea y el control de mochilas, la lectura y recogida de pulseras fue rápida y eficaz, punto negativo, poco personal para agilizar ese proceso en los picos de llegada que hizo que la primera toma de contacto fuera una mala experiencia.

¡Ya estabamos dentro! Justo delante del imponente avión que nos iba a llevar a una de las fiestas de nuestra vida sin siquiera despegar. La puesta en escena espectacular, una auténtica maravilla. Miraras donde miraras podrías darte cuenta de que habían trabajado muy duro para sorprendernos con cada escenario y por dejarnos boquiabiertos con cada detalle de ellos. La primera impresión era la de un recinto muy currado.

Llegados a este punto, hicimos caso a la organización y pasamos por el merchan a llevarnos un recuerdo, este sigue siendo el asunto pendiente de muchísimos festivales, no hay forma humana de acceder si no es a mogollón y recibiendo empujones. ¿No se os ocurre ninguna forma de hacerlo de forma más ordenada? Aunque esta no sería la primera “cola” que haríamos.

Llegó el momento de acercarnos a una de las barras repartidas por el festival en las que anunciaban que dispondrían de más de 70.000 litros de cerveza. Con una marca de cerveza como uno de sus patrocinadores nada nos podría hacer imaginar que los camareros nos irían diciendo uno tras otro que no había cerveza cerca de las 8 de la tarde, aunque nos consta que empezó a suceder mucho antes. ¿Cómo? ¡No cabíamos en nuestro asombro! ¿Un festival que se iba a alargar hasta las 12 de la mañana ya no servía cerveza antes de las 8 de la tarde? Nos parecía increíble, aunque no desistimos y después de recorrer diferentes barras siempre con la misma negativa conseguimos dar con un camarero itinerante que cargaba una mochila de cerveza y por fin pudimos disfrutar de una rubia medio fresquita para paliar el calor sofocante que estábamos pasando. Después de esto, conseguir cerveza fue una odisea durante todo el festival, algunas de las barras estarían sirviendola de forma intermitente el resto de la noche. ¿Camareros que no saben tirar una cerveza? Si ¿Que ya las tienen preparadas y te la dan medio caliente? También. ¿Que pedías una cosa y te cobraban lo que les parecía? Efectivamente, tenías que andar con cuidado porque te marcaban más unidades y después te decían que no podían devolverte lo que te habían cobrado de más en tu pulsera pre-cargada. Una absoluta vergüenza con un sistema que realmente funcionaba bien. Un 10 para la idea, un 0 para la ejecución.

El agua, ese bendito elemento tan necesario para la vida. Se anunciaron puntos de agua gratuita, te aconsejaban llevar tu cantimplora, para hacer uso del agua y poder disfrutarla sin pagar absolutamente nada. ¿Suena genial, verdad? Como muchas otras cosas en este festival, la teoría era perfecta, la ejecución… dejaba mucho que desear. Estos tres puntos eran totalmente insuficientes para los 55.000 asistentes que esperaban recibir en pleno verano bajo un sol abrasador. Aunque siempre te quedaría no hacer una larga cola para llenar tu cantimplora, la que solo tendrías contigo si con suerte en la entrada no te habían dicho que no podías meterla en el recinto, y hacer una cola similar en una barra para pagar 4€ por un botellín de agua igual de caliente que el agua que salía del grifo o más. Muy lógico todo. Hasta hay quien nos comentó qué le quisieron cobrar el hielo para enfriar el agua que acababa de comprar. Penoso, muy penoso.

Y si el tema agua nos parece un básico que no puede fallar, el tema baños ya… Anunciaron 600 wc, teníamos claro que encontraríamos wc químicos, es obvio, estamos en mitad de la nada, pero lo que no esperábamos es que desde las primeras hora ya empezaran a escasear los wc que se podían usar. ¿Y esto de quien es culpa? En nuestra opinión 50/50. Es culpa del festivalero que deja hecho un asco el aseo y es culpa de la organización por no destinar a personal de limpieza que mantenga siempre limpias esas instalaciones durante todo el evento. ¡Es que son wc químicos! Escuché decir de una chica. Ya, pero en otros festivales los mantienen limpios, por lo que está demostrado que es posible. Esto me parece básico, fundamental e importante. Aquello era insalubre hasta puntos inimaginables.

Durante la noche disfrutamos muchísimo de una temperatura agradable que nos dejó disfrutar de los artistas que habíamos elegido ver entre la gran oferta que se nos presentaba, la tarde y la mañana fueron otra cosa, la escasez de sombra fue bastante comentado entre los monegrinos, nosotros íbamos preparados para ello, ya nos lo esperábamos, pero no está de más pensar en habilitar más zonas de sombra en mitad del desierto, se hubieran agradecido y mucho.

Imagen Monegros Desert Festival

Lo que nos parece inhumano es el caos que hubo después del festival en la zona de autobuses, nos cuentan que tuvieron que esperar mucho tiempo bajo el sol de mediodía. Nosotros fuimos en coche y nos demoramos una hora en salir haciéndolo justo después del cierre, pero conforme avanzaba el día la espera para poder recorrer los pocos kilómetros que separaban el recinto de la carretera principal llegaron a ser de hasta 5 horas.

Y llegamos al punto del que jamás pensaba que me quejaría de este festival. Artistas que no aparecían o lo hacían a otras horas sin previo aviso. De momento la organización no ha dado respuesta a este misterio. Entendemos que pueden surgir problemas y que tienen que ir solventándolos sobre la marcha pero se nos ocurren mil formas de comunicarle al publico asistente lo que está pasando, pantallas distribuidas por el recinto que marquen los horarios y cambios en ellos, incluso en las mismas pantallas de los escenarios que contaban con ellas, a través de instagram, me vale hasta una hoja impresa de mala manera pegada en barras, entradas al wc u otros puntos. Pero la callada por respuesta a esta situación no es la mejor desde luego.

Aunque les estemos dando caña, admitimos que no todo fue malo, tenemos que alabar cada uno de los escenarios, un montaje espectacular, un despliegue de luces y sonido digno de un festival de la altura de Monegros Desert Festival. Un sobresaliente al equipo que diseñara todos y cada uno de los diferentes escenarios, porque ahí si que se han salido. El nivel está muy alto, ¿seréis capaces de superarlo en la próxima edición?

Entre nuestros favoritos, el escenario principal, el Sound System Temple, donde pudimos disfrutar de Vitalic, Richie Hawtin o Amelie Lens y que planteaban unos visuales muy atractivos sobre un montaje simulando altavoces, una escena muy ravera acompañada de 1.400.000 vatios. Otra de las que nos sorprendió para muy bien fue la Techno Catedral, un sonido envolvente que hacía que la experiencia sonora fuera de una calidad excepcional, aquí nos quedamos esperando un set de Paula Temple que no llegó en el horario previsto, no sabemos si porque hubo algún cambio de última hora que no anunciaron o porque la artista finalmente no vino, de lo que si disfrutamos fue de un gran cierre de escenario de la mano del aragonés Andrés Campo con una sesión de techno enérgico que nos hizo bailar sin parar. El resto de escenarios seguían esta línea, novedad, buen planteamiento y exhibición de creatividad. Un 10 para ellos en este aspecto, quizás en el único.

Imagen Monegros Desert Festival

Y aunque alabemos los escenarios en general, no podemos opinar lo mismo de la extensión de terreno en la que se encontraban, ya que la cercanía entre unos y otros hizo que la música de diferentes carpas se solapara según en que punto te encontraras. 

En nuestra opinión, disponen de todos los ingredientes para crear uno de los mejores festivales de Europa, pero tienen que mejorar muchísimo en cosas muy básica para llegar a posicionarse siquiera como el mejor festival de España. 

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